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Feu Vert en Marcha Otoño: revisamos las escobillas limpiaparabrisas - Feu Vert en Marcha

Feu Vert en Marcha Otoño: revisamos las escobillas limpiaparabrisas - Feu Vert en Marcha

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De ellas depende nuestra visibilidad en condiciones de lluvia, son un seguro de vida en circunstancias climatológicas adversas. Pero –salvo donde ha llovido– han estado todo el verano sin uso, expuestas a las radiaciones solares, las altas temperaturas y la suciedad. ¿Estarán en condiciones de pasar el otoño y el invierno o tocará cambiarlas? Te contamos unos sencillos trucos de mantenimiento. Las escobillas limpiaparabrisas chirrían, vibran y dejan rastro en el parabrisas porque se desgastan, tanto por su uso como por la falta del mismo. Es algo que no puede evitarse, al tratarse de un elemento de seguridad permanentemente expuesto al sol y el calor, la lluvia y el frío, además de a las partículas de contaminación, polvo y arena de carreteras y restos de insectos que impactan contra el parabrisas. A modo preventivo se recomienda sustituirlas una vez al año, aunque es evidente que los vehículos que “duermen” en garaje conservan mejor las escobillas que los que permanecen parados a la intemperie, alargando su vida útil si se accionan solo para la lluvia y no como método rápido de limpieza del parabrisas. ¿Cómo sé si tengo que cambiar las escobillas? Si como decíamos al principio, chirrían, vibran o dejan rastro en el parabrisas. Cuando las gomas están desgastadas o parcialmente picadas, al pasarlas por el cristal, no hacen la presión adecuada y, en lugar de arrastrar agua y suciedad, la extienden a lo largo del parabrisas produciendo un efecto de cristal empañado; en el cristal se dibujan rayas porque, fruto del desgaste, el brazo del limpiaparabrisas no se desliza y se atasca, ocasionando molestos ruidos. Cuando ocurre esto no queda más remedio que sustituir las escobillas. No es un recambio ni caro ni difícil de sustituir, puedes hacerlo tú mismo, aunque nuestro consejo es que lo dejes en manos de tu mecánico de confianza. Dependiendo de tu modelo de automóvil te aconsejará qué tipo de escobillas son las más adecuadas e instalándolas en taller tendrás la garantía de que se colocan adecuadamente, sin holguras o ajustes excesivos que puedan rayar el cristal. Qué hacer para alargar la vida útil de las escobillas: Mantén limpio el parabrisas. Hay quién, un poco descuidado de la limpieza del cristal delantero, abusa de los limpiaparabrisas para realizar esta tarea. No es aconsejable. Dependiendo del mayor o menor uso del vehículo y de las zonas por las que circula, conviene limpiar el parabrisas periódicamente o, al menos, de vez en cuando, con agua jabonosa y esponja y secar con bayeta de microfibra. Húmeda esta última, una vez secado el cristal, limpiamos con ella las escobillas para eliminar polvo u otros restos de suciedad. Utiliza siempre líquido lavaparabrisas, nada de agua mezclada con jabón de fregar los platos. Este último va acumulando progresivamente restos en los eyectores que, al final, terminan por taponarse. Este consejo es muy importante tenerlo en cuenta en zonas donde el agua tiene alto contenido en cal. Tampoco hace falta incorporar anticongelante, el líquido lavaparabrisas lo lleva incorporado. En caso de heladas, conviene no accionar el limpiaparabrisas y, aún menos, el lavaparabrisas. Para empezar, porque de nada sirve humedecer una superficie helada y segundo, porque corremos el riesgo de dañar las escobillas e, incluso, los brazos de los “limpia”, si consecuencia del frío se han pegado al cristal. Aunque incómodo, lo ideal es eliminar el hielo con una rasqueta de hielo y conectar la calefacción del vehículo dirigiendo el flujo del aire caliente hacia el parabrisas.